Quizá una de las mayores deficiencias de la Directiva de Daños sea la
ausencia absoluta de reglas que determinen la competencia judicial para reclamaciones
transfronterizas de naturaleza extracontractual. Esa carencia se suple actualmente con la
aplicación del régimen general previsto en el Reglamento de Bruselas I bis, cuyo
complejo sistema de foros se ha revelado de todo punto insuficiente para resolver los
conflictos suscitados en una materia tan amplia y compleja como es la responsabilidad
extracontractual. Se ha hecho, por tanto, indispensable, la intervención del Tribunal de
Justicia que, en el ejercicio de su función jurisdiccional, se está viendo obligado a asumir
tareas que, en algunos casos, van más allá de las competencias que pudieran
corresponderle.
